oleg oprisco
Camina en silencio por la Avenida principal mientras el cigarro descansa entre los dedos índice y medio de su mano izquierda, de vez en cuando lo inspira y un pequeño destello incandescente muestra parte de su rostro en la penumbra.
De pronto, el sonido que hacen las zapatillas de una [ des ]conocida lo ponen en alerta, su mandíbula se contrae, sus ojos se vuelven un horizonte de fuego y se detiene bruscamente buscando con insistencia en la negrura. Con la tensión en aumento vuelve a inspirar el cigarro e intenta llevar al mínimo los latidos de su acelerado corazón. Cierra los ojos tratando de avivar en los recuerdos el aroma dulce y delicado de ella, su tez blanca, sus labios carmín, el escote en v que invitaba a ir más allá.
Aspira hondo y observa la silueta acercándose, sus pasos tranquilos son como pequeñas descargas en su corazón acelerado ... Sus miradas se cruzan, ella lleva en su mano derecha un café, el aroma intenso lo envuelve, se detiene a escasos centímetros y lo acerca a sus labios, el vapor se dispersa por su rostro, un pequeño sorbo es suficiente para inquietarlo, intenta saludarla pero su voz ronca se pierde entre las sombras. Aún tiene la capacidad de ponerlo nervioso.
La observa incisivo, gira su cadera, sus piernas hacen presión y desborda el deseo en un beso largo y profundo que invade su boca, sus manos recorren con poderosa atracción su espalda y luego la rodea con sus brazos intentando borrar el tiempo que han estado separados.
Propuesta realizada por nuestra amiga y compañera de vuelo Ginebra, en su blog: Varietes