Dentro de esta vasta oscuridad
me dejo envolver por la ensoñación
la profundidad me inunda
y cuando creo alcanzar la fase REM
el fragor que se repite cada noche
desvela mi mente ... es inútil resistirse
recuerdo las múltiples veces que fallé
ahora solo me dejo llevar.
Frente a mí y de entre todas
se yergue una sombra imponente y pecaminosa
me observa con escudriño
produciéndome un escalofrío
que baja hasta mis entrañas.
Su mirada me acecha logrando atrapar la mía
hundiéndose en lo más íntimo de mi cuerpo
que responde humedeciéndose.
Él avanza ... sus manos me tocan sin piedad
y rendida, exploto en oleadas de placer
cuando su lanza enhiesta me profana
su boca jadea en mi oído y su lava vital me nutre
temblorosa reposo en su pecho
y este sueño sin fin, cada noche
lo ansío y lo espero.
