Antes de sentarme examiné la sala de espera, del lado izquierdo había dos bancas largas de madera, [como esas de los parques], una blanca y la otra café, del lado derecho dieciséis sillas azules de plástico [clásicas de los hospitales], me acomodé en la punta blanca, justo enfrente y en medio de las dieciséis sillas, el tiempo pasó lento, sí, lo reconozco, es en esos momentos en que me arrepiento de haber botado el móvil al cajón vacío que nunca abro.
Un bostezo seguido de otro y otro más, aquello estaba abarrotado de mujeres y evidentemente, cada una de ellas con su móvil en mano y su atención en la posible charla que estaban teniendo, dieciséis sillas ocupadas y dos personas a cada lado de los extremos de las bancas ... en medio yo.
La mujer mayor que estaba frente a mí se aburre, guarda el móvil y saca una servilleta, el bordado era burdo, parecía de principiante, luego vuelve al interior de su bolso y saca el estambre turco, el ganchillo y le hace una indicación al hombre que estaba en la puerta, él se acerca, toma el celular y enciende la cámara.
La mujer mayor
Ahora amigos, les voy a enseñar cómo elaborar el aumento en los bordes en la puntada sencilla.
El hombre la interrumpe
— ¿Amigos?, dijiste que estos videos solo los ven las mujeres
Evidentemente, Jacinto, pero una youtuber profesional debe pensar también en su familia, ¿qué?, acaso no tienes un nietecito varón?
— No, pues sí
Entonces, se dice amigos ¿o no?
— ¡ Sí !
Como les decía, AMIGOS, la puntada es ...
Terminado el video que duró poco más de una hora, la mujer mayor le da indicaciones a su marido para edita el video y subirlo a YouTube, luego el hombre se retira, [es una sala solo para mujeres].
Me acerco curiosa a la mujer mayor, ¿puedo?, le pregunto y extiendo mis manos hacia la servilleta bordada, sonriente me la ofrece, el bordado es una piña azul con unos girasoles verdes, el tejido con el estambre turco matizado, es sedoso, precioso, todo un contraste, quizás ahí está la belleza, en lo endiabladamente heteróclito.
Me acerco curiosa a la mujer mayor, ¿puedo?, le pregunto y extiendo mis manos hacia la servilleta bordada, sonriente me la ofrece, el bordado es una piña azul con unos girasoles verdes, el tejido con el estambre turco matizado, es sedoso, precioso, todo un contraste, quizás ahí está la belleza, en lo endiabladamente heteróclito.