29 de Diciembre ...
Llegó detrás y me abrazó desde la espalda, mi cuerpo se tensó y quedó en silencio ...
— ¡ Tranquila ! , no quiero lastimarte ... ¡ Perdóname por el daño ocasionado ! , te quiero mucho, mi niña, anda; ya perdóname — susurró en mi oído, mientras besaba la caída de mis cabellos y respiraba insondable en mi nuca, su respiración era como una hoguera que me congelaba —.
No esperaba y no deseaba el vacío de sus palabras; y aún así ... No sé por qué — esta vez — penetraron tanto.
Tampoco sé, cuál fue su intención al volver; y regurgitarlas después de once años ... ¿ Por qué calaron hondo ?.
La noche repuntó, su voz, la seguí escuchando, era como un eco infinito, profundo y rebuscado, que salía de alguna oscuridad de mi cuerpo.
Cerré los ojos, mi mente desorientada, atravesó desiertos, perdí mi rumbo, al recorrer recuerdos y pensamientos olvidados.
Esta noche ... He sentido un frío demoledor, extraño.