Si me vieras recorrer la senda con los ojos llenos de horizonte, hundir las manos en mi arena ... Esparcirme ... Imaginando sobre mí, tu cuerpo de mar.
Porque mi playa sabe que estos dedos temblorosos que la buscan y se hunden no son tuyos; y aún así me acoge hambrienta y entregada.
Porque la sed no acepta noches silenciosas y se consuela con la chispa que ha devenido en llama, cuando habitas esta mente que te pertenece.
Porque busco poseerte con las manos llenas de impaciencia, poseer tu mente, hacerte Mío, mientras por mi habitación escurren sombras silenciosas y en la tuya ... El albor acaricia tus mejillas.