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02 diciembre 2023

Superstición


Tamales pintos

Sucedió hace poco más de un año en la tornaboda de mi hija. Habían llegado días antes unos familiares del sur y nos reencontramos en una quinta el día siguiente, comimos, bebimos y disfrutamos de un día, entre frío y cálido.

La charla se sucedió y Lucio y Nidia, los familiares del sur empezaron a hablar de lo delicioso de los tamales que preparo. El ahora marido de mi hija mencionó no haberlos probado, ¿cómo es posible si están buenísimos?, pues no lo sé, no me han tocado.

Un año después, mi hija vino a casa y me pidió que hiciéramos tamales porque su marido seguía sentido, accedí con la condición que tenía que ayudarme, al día siguiente empezó la preparación, cocinar todo y dejar preparados los guisos y las salsas, al día siguiente sería la preparación. Esto se hace así porque son de proceso largo.

Al día siguiente llegó mi hija (impuntual como siempre); yo ya tenía todo listo, incluido el amasado para introducir suficiente aire a la masa; ya solo faltaba prepararlos, la ayuda de mi hija brilló por su ausencia (como siempre hace), platicando por aquí y por allá, poniéndose al corriente de los acontecimientos se pasó el día.

Le pedí me consiguiera una moneda pequeñita y la pusiera en el fondo de la olla vaporera, la buscó, la lavó, la desinfectó y la colocó al fondo, luego puso agua caliente hasta el máximo de la olla y me dispuse a acomodar los tamales en forma vertical.

— No los toques, que luego no se cocinan — se lo dije y sonreí (no creo en supersticiones), mi hija me miró con esa mirada entre traviesa y retadora, metió la mano y la pasó alrededor de la olla y tocando los tamales — te faltó esta parte — mencioné, volvió a meter la mano y sonrió.
— Mami, ¿en cuánto tiempo estarán? — tres horas — vale, voy y vengo

Tres horas después me llamó, estaba preocupada — Mami, sí se cocinaron, ¿cierto? — Diría que no, salieron pintos — Mami, no me digas eso, ¿es en serio? — Sí, es en serio — Anda, mi marido me ha estado diciendo que eso no se hace, que su abuela no les permitía meter la mano y me ha dicho que es mi culpa que salgan mal — Tranquila, solo son dos días de trabajo echados a perder — Pero mami, arréglalo — ¿Y cómo hago — Jaja, me estás mintiendo, bueno, vamos para allá y si no salieron, pues ni modo.

Los tamales estuvieron, se cocinaron bien y la superstición (como siempre) quedó en solo un mito, pero igual, antes de marcharse mi hija prometió que a la próxima no volverá a meter mano en los tamales.

Mi participación en el tema; Supersticiones, propuesto por Campirela



En México, como seguro sucede en el resto del mundo, hay supersticiones, algunas más arraigadas, como lo son, "No ver a la novia antes de la boda", "Derramar sal", "La herradura", "Cruzar los dedos", "Tocar madera", "Soplar una pestaña, "El huesito superior de la pechuga", "Vestir de amarillo", "Levantarse con el pie izquierdo", etc. Una de las supersticiones más arraigadas que se remonta a más de cinco siglos atrás en Texcoco, Tlatelolco y Tenochtitlán son "Los tamales pintos".

Se cree que los tamales son delicados y celosos; y por ello se debe dedicar especial atención a la masa para lograr un batido perfecto ¿y cómo hacer esto si no existe un tiempo determinado?, ¡a ojo!, solo una persona puede meter su mano a la olla para acomodarlos, de no ser así, los tamales saldrán pintos, también debes tener buen humor al momento de la preparación porque de lo contrario tu enfado se trasmitirá a la masa volviéndolos agrios o aceda; y por ningún motivo una mujer embarazada o en su período puede acercarse a su elaboración. Si algo de esto ocurriese por no prestar atención, la forma de solucionarlo es bailar alrededor de la olla vaporera, regañarlos y hasta cantarles; y rezar para que haya sido suficiente.