Nos encontramos como cada día, de cualquier mañana, el saludo cordial y rutinario y al alejarme me asaltó la pregunta obligada, ¿qué fue lo que pasó, que en tantos años poco o casi nada hemos conversado?.
Imagino que a ella le sucedió lo mismo porque regresó sobre sus pasos al tiempo que yo lo hacía.
Y me dijo.
— ¡ Vecina !, tiempo sin hablar ... y hablamos
Y me contó de su ruptura ... a su vez, le conté de la mía ... y sonreímos.
Y claro, las preguntas obligadas.
— ¿ Lo volverías a intentar ?
Solo si es algo casual, ¿y tú ?
— Solo si es algo casual.
( Sonrisa )
Y claro, después de una amena charla que se extendió hasta la madrugada programamos un viaje a la playa.
Bendita libertad y control sobre sí mismo que te da la segunda oportunidad de reivindicar el camino y en el trayecto ... ¡ hacer lo que te de la gana !.